Los carnavales, el de aquel: “carnaval... carnaval... la alegría general...”, han perdido en el tiempo, es decir principalmente en la capital, su tradición, colorido y belleza para poco a poco convertirse en un acto de mojar, a lo bruto y sin respeto, a cualquier transeúnte.
Para que Dios haría Carnavales en febrero, Para andar en tanto barro y en tantísimo aguacero... “Agua... agua, agua...” El echar agua, se dice que tiene origen en un baño muy ritual campesino, acto donde se rendía culto al agua como elemento “varonil” para propiciar la fecundidad de la Pacha Mama (madre tierra).
Nuestros carnavales son muestra de la diversidad cultural. Las provincias lo celebran con reinados, corzos, bailes y desfiles de participación generalizada. En Iquitos el "Carnaval Amazónico", Cerro de Pasco el "Festival del Carnaval y de la Muliza Cerreña", El "Carnaval Negro”, La "Yunza Negra", etc. Carnavales hay en todos los pueblos, distritos y provincias del país, destacando el de Puno con fiesta especial, vistosa, alegre y colorida por la Virgen de la Candelaria.
Cajamarca, afamado por sus coplas improvisadas es conocido como la “Capital del Carnaval” por sus patrullas de todos los barrios, bailes de antifaces, noche de reinas, corzos y el infaltable “no carnavalon” o rey momo. En Huamanga, capital Ayacuchana, el carnaval o “Pukllay” (juego-jugar) mantiene lo quechua y rural.
“Unshita unshita, quien te tumbara... el que te tumba, tu dueño será...” Las unzas, cortamontes, tumbamontes, umishas, wachiwalito o sacha kuchuy; son parte central de la diversión de los pueblos. Es un infaltable signo de las fiestas de febrero como que también lo es, la presencia del festivo “ño carnavalon”. Estas son expresiones tradicionales; pero el cortar el árbol después de los entre baile y baile, es muy ajena a la cultura andina que lo venera, cultiva y cuida como símbolo de vida.
“Me dicen que al carnaval aquí lo vieron llegar, por eso es que yo he venido por si acaso a preguntar. No te vayas carnaval quédate unos días más, si por capricho te vas, yo te sigo por tu atrás”.
“Aquí estoy por que he venido Por que he venido aquí estoy, Si me muestras mala cara Como he venido me voy”.
Que bonito es carnaval cuando se sabe gozar, porque se come y se bebe en pretexto de cantar.
Las piernas de una morena me ha recetado el doctor que le ponga en mi cintura para calmar el dolor.
La mujer cuando se enoja araña como la gata pero ríe a carcajadas cuando recibe la plata.
la elegancia es parte del carnaval
Participar en las pandillas no es algo muy barato. Los varones de la pandilla puneña, por ejemplo, deben ir con ternos. Todos iguales.
Sobre sus hombros un mantón que haga juego con la vestimenta cuyo valor depende de la calidad pero, nunca es menor de 100 soles.
Las damas deben llevar sombrero cuyos precios se inician en los 50
soles. Por un mantón abonan desde los 120 soles. Por la chaquetilla desde los 40 soles y polleras que van desde los 80 hasta los 250 soles. Toda esa mercadería es traída desde la frontera.
Ella también lleva bota de color blanco cuyo precio va desde los 50 soles. La mayoría de los participantes se va a la zona de desaguadero.
La competencia de las presentaciones mucho tiene que ver con la vestimenta exhibida por las comparsas o pandillas.
En las zonas rurales, donde no se usan botas, las tarkadas, muchas de ellas con hermosos pañuelos, otros lugares no lo llevan, son atracción de la fiesta. Ocurre lo mismo cuando pasan las pinquilladas, las wifalas, las chacalladas.
Cada zona tiene su forma de vestir y, lógicamente, sus bailes.
En la ciudad de Puno los alegres danzarines, cuando se debe “levantar el codo” toman de acuerdo a la ubicación social. Van desde vino a la cerveza y otros arreglos
En el interior también, junto a las bebidas refresco de quinua o la kusa, y lógicamente el pisco y aguardiente mezclado.
En carnaval no se usan máscaras, Eso sólo se ve en los danzarines durante la celebración de las Fiestas de la Virgen de la Candelaria”.
